TEGUCIGALPA. Hay escenas de la vida real que provocan sensaciones de alegría, dolor y hasta de tristeza, como esta postal de un «niño trabajador» que fue captada en la capital de Honduras.
Su ropa sencilla, su rostro transpirando cada una de las gotas de trabajo que día a día tiene que vivir producto de la pésima economía nacional.»
«Dos o tres de la tarde, no lo recuerdo, pasaba por una gasolinera, mi esposa toca mi hombro y me dice: “Mirá a ese niño, pobrecito, ha de estar cansado”. Sí, era un niño, recostado en una columna circular de la gasolinera, dormía con la cabeza, la cual apoyaba en su brazo derecho. En su mano alcancé a ver un billete de diez lempiras y varios de lempiras, le calculé unos doce años».
A su lado, una bolsa llena de Duvalin, el dulce de colores, durante un par de minutos lo estuve contemplando. Me conmovió la escena del niño vencido por el cansancio. En lugar de jugar pelota o ir al cine, le toca fajarse y llevar algunos centavos a su casa ¿Qué provoca esa situación? ¿Por qué necesita alimentarse cada poco tiempo para poder sobrevivir? ¿Qué pasa si no lo hace? Usted podrá diseñar su propia respuesta ante el alto costo de vida y su débil cuerpecito.
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Más que un sentimiento de admiración o pesar, su vida invade todas las emociones de amor, ímpetu y pasión por alcanzar lo que se desea para ayudarse a sí mismo, su carácter decidido hace que a diario destruya con su espíritu todo pronóstico negativo, siendo eso él su propio motor.
Esta es la triste realidad que viven muchos… pero muchos en nuestro país, a nuestros gobernantes hacen poco o nada para cambiar la situación, mientras otros deben estar siempre en estas ¡honduras!
Créditos: Edgardo Tercero- Radio House
